Este pionero proyecto formativo y sociocomunitario de las Escuelas Artísticas realejeras cuenta con la colaboración del Cabildo de Tenerife.

 

La concejala de Cultura de Los Realejos, Isabel Socorro, presenta el taller de expresión ‘Educación creadora’, la última propuesta formativa de las Escuelas Artísticas de la localidad que comenzó a impartirse con una sesión inicial este lunes 13 de enero en la Casa de las Artes de la localidad, pero que aún tiene las plazas abiertas para formar parte de esta experiencia que se abordará hasta el 30 de marzo.

El proyecto ha sido seleccionado por el Cabildo Insular de Tenerife a través de su programa de subvenciones de mediación cultural y será impartido dentro de la iniciativa socioeducativa itinerante ‘La Furgoneta Fantástica’ por Virginia Hernández y Chano Díaz.

Las sesiones serán los lunes y jueves en horario de 17:00 a 19:00 horas y suponen una herramienta de trabajo más que permite asumir otra dimensión de la expresión humana más allá de lo meramente didáctico o el ocio artístico, denominándose ‘Educación creadora’, tal y como la definió su impulsor, Arno Stern, investigador y práctico de esta materia y manera de entender la expresión desde mediados del siglo XX.

El desarrollo de la capacidad creadora para cualquier circunstancia de la vida se basa en la posibilidad de reencuentro con todo lo que se tiene de diferente, original y personal, sin inhibiciones y lejos de la exhibición. Para ello, esta acción formativa cuenta con dinamizadores de este proceso de mediación cultural y facilitadores de aprendizaje, de la ya mencionada ‘Furgoneta fantástica’.

Tal y como definen sus promotores, «no pretendemos conducir ni cincelar la expresividad humana, nos limitamos a observar e investigar cómo ésta se desenvuelve cuando no se siente observada, ni juzgada, ni evaluada, ya que no entendemos la pintura como el proceso por el que llegamos a perfeccionar la imitación o interpretación de un modelo, sino como la manifestación de algo personal e íntimo».

La educación creadora no se entiende específicamente como arte, pues no se origina en el deseo de comunicar, ni parte de la existencia de un receptor, sino que es el propio juego de pintar. Los talleres de expresión planteados deben enfocarse no como fin en sí mismos, sino como proceso abierto, dinámico y en transición.