El  centro social de este núcleo realejero albergará esta muestra dedicada a uno de los oficios más singulares  de nuestras islas.

 

Desde este sábado, Los Realejos contará con una muestra permanente que rinde homenaje a los cochineros de Icod el Alto, unos de los oficios más singulares de nuestra geografía, y que sólo en esta zona del municipio llegó a contar con más de 80 de estos vendedores ambulantes de lechones, hombres que recorrían la isla en mulas, barrio por barrio, pueblo por pueblo, atravesando la cumbre y sus veredas.

Según Manuel Domínguez, alcalde de Los Realejos, “el proyecto surge en 2019 de la mano de la Mesa Comunitaria de Icod el Alto. Se pretendía homenajear el trabajo de los cochineros tanto de los que fallecieron como de los ocho que aún vivían. Los componentes de esta mesa comunitaria, relata Domínguez,realizaron un profundo trabajo de campo recogiendo información, casa por casa, cuartel por cuartel, recopilando fotografías y anécdotas, rindiéndoles homenaje público en un emotivo acto en que los supervivientes de este oficio tradicional relataron en una improvisada tertulia, las penurias y alegrías de tan dura profesión”.

Macarena González, Concejala de Participación Ciudadana comenta que, “a raíz de ahí surge la idea de crear una  Asociación Cultural que vele por este patrimonio etnográfico de gran valor sentimental para todos los icolalteros y realejeros. La muestra intentará que todo el que se acerque a esta sala conozca la labor de estos vendedores y sus familias. Además la intención es que la exposición y sus dinamizadores, den a conocer también este oficio en los centros educativos y a otras asociaciones, al tiempo que pueda convertirse además en un reclamo turístico para la zona”.

Desde Icod el Alto, recorriendo el Valle de La Orotava, o atravesando la cumbre para llegar hasta los pueblos del Sur de la Isla, soportando el frío, el viento y durmiendo en cuevas, graneros o bajo las estrellas, estos astutos vendedores ambulantes, especialistas en el arte de la gangochería” realizaban estos duros periplos de hasta más de una semana para conseguir mantener a sus familias.

Los cochineros compraban los lechones en la parte alta de Icod, La Guancha o San Juan de la Rambla con apenas un mes de vida. Después, salían a venderlos metidos dentro de raposas incorporadas en las albardas de las mulas. Se cuenta que al llegar los pueblos usaban la maña y la picardía para intentar que los compradores creyeran que los animales eran mayores estirando al animal por las patas, al tiempo que pronunciaban aquellas frases memorizadas y bien representadas que decían “si usted viera a la madre” o “se parece a su madre” mientras que hacían un gesto de convencimiento propio.

En 1983 el Ayuntamiento realejero publicó un completo trabajo de divulgación del profesor Manuel Lorenzo Perera, que obtuvo el premio Viera y Clavijo de Investigación un año antes, y desde octubre de 2011, la zona central de ese populoso núcleo cuenta con una escultura en bronce, obra del artista local Francisco García Palmero.