Alumnas de la Escuela de Artes Plásticas de la localidad reproducen en pintura algunas de las creaciones murales que ha plasmado a lo largo del mundo.

 

La Escuela de Artes Plásticas I de las Escuelas Artísticas de Los Realejos, dirigida por la profesora Milagros Hernández, expone desde este martes 8 de marzo hasta el próximo 25 de marzo en el vestíbulo del propio ayuntamiento realejero una muestra de pinturas creadas por sus alumnas, dedicadas a la obra de la artista y activista internacional Shamsia Hassani, reproduciendo así en lienzo algunas de sus creaciones de gran formato como muralista y grafitera.

El primer teniente de alcalde de Los Realejos, Adolfo González, y la concejala de Igualdad, Macarena Hernández, agradecieron a las alumnas y su profesora “el compromiso constante con Los Realejos y su Ayuntamiento al colaborar con distintas iniciativas municipales a lo largo del año, en este caso dando visibilidad a una mujer referente a nivel internacional a través del arte en el marco de las actividades conmemorativas en este mes de marzo por el Día Internacional de las Mujeres en la localidad”.

 

Hamsia Hassani

Hamsia Hassani, activista, grafitera y artista callejera, es una de las mujeres que está plantando cara al régimen talibán en Afganistán a través del arte urbano. Se le reconoce internacionalmente por su audaz forma de dar voz a las mujeres de su país, en una sociedad dominada por hombres.

Shamsia Hassani nació como refugiada en Irán en 1988, cuando los talibanes aún controlaban Afganistán. Desde muy joven mostró interés por el arte y la pintura. Tras la caída de los talibanes y al no permitirle realizar estudios superiores en Irán por su condición de migrante, regresa con 17 años a su país. En la Universidad de Kabul en 2010, obtiene la licenciatura de Bellas Artes y en 2014, una maestría en Artes Visuales. Posteriormente se incorporó como profesora de Escultura en dicha universidad y como conferenciante de Bellas Artes.

Hassani comenzó a hacer grafitis y arte callejero en 2010, después de asistir a un curso impartido en Kabul por Chu, un grafitero británico. A partir de entonces, sus obras empiezan a verse por las calles de Kabul. Funda un colectivo de arte contemporáneo y varios festivales de arte urbano, en un país donde el arte ha sido destruido tras décadas de guerra. La grafitera se aventura (apenas en unos 15 minutos) llenando de arte las calles de Afganistán, usando como lienzos las paredes de los edificios abandonados, dañados por las bombas a los que le da colores vibrantes, haciendo menos visible los daños de la guerra en los muros.

Muestra así el arte a la sociedad en un país sin apenas infraestructuras artísticas. Utiliza una iconografía muy visual y repetitiva, donde las protagonistas de sus murales son las mujeres a las que representa como figuras fuertes e independientes, con líneas audaces y ángulos agudos, sin boca y con los ojos cerrados, ya que no tienen nada bueno que ver a su alrededor, ni pueden mirar hacia el futuro y la libertad.

A menudo, aparecen representadas con instrumentos musicales para que las mujeres toquen su voz con ellos y puedan ser oídas por una sociedad que las considera invisibles. Muchas veces las representa con un burka transparente que dejan ver la fuerza y la humanidad de las mujeres que están debajo. En otras, las mujeres migrantes observan las ciudades desde lo alto, ya que fueron a otra ciudad en busca de refugio, buscando como las aves el alimento y la seguridad.

Viaja para pintar murales in situ y participar en numerosas exposiciones donde muestra su arte digital y su arte urbana en países como India, Irán, Alemania, Italia, Suiza, Estados Unidos…

Su lema es “El arte cambia la mente de las personas y las personas cambian el mundo”.